miércoles, 18 de agosto de 2010

Unas vacaciones

Verano. Diecisiete.

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Unas vacaciones sin atascos ,sin esperas en estaciones o aeropuertos, sin madrugones para patear ciudades buscando aquello que hay que ver . No hay multitudes, no hay grupos más o menos despistados tras aquél o aquella que van guiándote por tu destino vacacional. Tampoco te lías o aclaras según,con el modo que hayas elegido para saber por dónde andas,sea en papel o en algún trasto tecnológico . Ni buscas billetes de viaje,ni controlas peso del equipaje, ni pasas horas eligiendo regalos de dónde fuiste ni preparas fotos o películas para mostrar tus momentos de viaje y visita a tus amigos y familiares.
No hay nada de todo eso porque te has pasado algunos de esos días en tu casa familiar, en mi caso en una zona de la huerta,en un muy tranquilo lugar. Siempre tienes algo allí porque vas y vienes con frecuencia, está muy cerca de dónde vives. Y pasas unos días con calor sí,bastante; pero para eso están los utensilios de toda la vida ; esos abanicos, esas persianas echadas, los pasillos entre casas dónde corre el aire;esas paredes gruesas que más o menos protegen la vieja casa; también algún moderno aparato sí,también alguno hay. Pero un rato,porque en llegando la tarde ,la media tarde mejor,ya sales a estar en la calle, a esperar que refresque.
Y vuelven las viejas costumbres; cenas en la puerta de la casa al fresco,lecturas nocturnas con la luna de frente,charlas con familia y vecinos inacabables. Perros y gatos corriendo por alrededor;olor de flores mil llenando esa noche calurosa también a veces.Y ya está. Unas vacaciones en la huerta. Un destino distinto.

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